LA MAGA O TODAS LAS MUJERES EN UNA

PALABRAS:
LA MAGA O TODAS LAS MUJERES EN UNA - Cristian Lagiglia

MÙSICA:
I'll be there - Hernán Pesce




Conocí a La Maga hace diez, doce, quince años, tal vez.
O pensándolo bien fue mucho antes.
Quizás, la primera vez que la vi fue cuando la escoltamos a ella y su séquito, cruzando el Mediterráneo, cuando dejó por un tiempo su Alejandría, con rumbo a Roma y yo era soldado de la 13era. Legión de la República Romana, bajo las órdenes de Cayo Julio César y de Marco Antonio.
Sus súbditos, que la adoraban embelesados, la llamaban Cleopatra.
Volví a verla mojando su cuerpo indómito de india en el mar que bañaba las costas de Guanahaní y ese mar, que al tomar contacto con su cuerpo cambiaba súbitamente de color, nos servía de púlpito cuando llegábamos a las Indias a conquistar un Nuevo Mundo.
En este momento la memoria me juega una mala pasada, pero creo recordar haberla visto a cinco hombres de distancia.
Un océano de ideas, todos tomados de los brazos, avanzando sin nada que perder por las calles de un convulsionado París, en un mayo ya casi remoto e imaginativo.
Conocí a Horacio Olivera en Saint Germain des Prés, donde operaba el Club de la Serpiente, y en una mesa que se parece mucho a ésta mesa, me habló entre subyugado y hastiado de una mujer que hacía de sus silencios orquestas de barcos a punto de hundirse.
No me hizo falta preguntarle quién era, no cabía ninguna duda de que Olivera le estaba dando cuerpo de vidrio punzante a esta mujer que podía traspasar el tiempo, siendo ella, el mismísimo tiempo.
Era ella, en el cuerpo de Cristina Bustamante, quien se levantó desesperada de su butaca del teatro Astros, al no poder soportar que Luis Alberto Spinetta le confesara a los ojos que era ella su muchacha ojos de papel.
Fue ella, sin dudas pienso ahora, cuando en mi primera visita a Buenos Aires, bailaba sin rozar el suelo, suspendida por la magia de la imaginación, en Plaza Serrano y los hombres la miraban como una troupe de fenicios que quedaban desorientados al escuchar el canto de las sirenas y éstas, los arrastraban al fondo del mar para devorarlos o transformarlos en sus amantes bajo el agua.
No me quedan dudas de que era ella, después de ingerir a mansalva a Verlaine y a Bols, a quien le hablé en un subterráneo bar que daba a dos calles pero que no tenía salida, y le dije frases inequívocas que no debían quedar en ninguna memoria y sin embargo, me dieron pulso de vida mucho tiempo después.
Y fue un Drácula con tacones y fue Sierra Maestra y fue la flor del mal de Baudelaire y también la calma acicalada de un porro en el sucucho de Beltrán; y fue Penélope tejiendo y destejiendo el destino de los hombres y fue las maldiciones que decimos por lo bajo mientras caminamos bajo una lluvia de abril sin poder rozarla y fue una esquina del barrio de Flores, cuando creí que hacer un pacto con el Ángel Gris la materializaría para siempre.
Fue ese espejismo que sentí cuando le hice el amor y me di cuenta que era la primera vez que lo hacía y también la última.
Todos los que pisamos esta tierra vivimos solo para poder encontrarla, como si así encontráramos la cifra infinitesimal de la existencia, porque en su piel de durazno se hallan todos los secretos guardados, como Pandora antes de revelarse.
Buscaremos como perseguidores que somos, con la ignorancia del inocente, sus pies de atril en alguna estrella de mar, en algún caballo desbocado, en los arco iris de Babylon y en los fondos inescrupulosos de vasos que se pulsan a altas horas de la noche en las mesas de los bares hospitales de la memoria.
Estas líneas ya las han escrito y leído todos los hombres del universo, el que frotaba dos piedras y traía para si el fuego, Alejandro El Magno instantes antes de pisar el Asia, el golem taciturno barriendo en la sinagoga de Praga, Rufino en su habitación bajo el puente que divide Dorrego y Godoy Cruz, mirando sin ver, fijo, a los ojos de su perro verde, Aureliano Buendía entrando triunfante a su Macondo natal, Pichuco, llorando sus lágrimas de bandoneón en San Juan y Boedo antigua y un pibe que arrastra una guitarra y mira a una chica sentada en los canteros de la peatonal, buscando en esos ojos a La Maga.
Quizás el tiempo, viejo hechicero de los deseos, juegue a mi favor y me alcance cuando ya me quede poco aliento y yo la espere en un andén, con los ojos entrecerrados de arrugas y sin ninguna prisa, a que baje de ese tranvía en movimiento que es la vida.

a las mujeres que son todas y a la vez una sola.

9 comentarios:

tukito dijo...

que haces negrito hermanito del alma, soy tu bostero favorito,hola hernan espero que te acordes de mi, los felicito por lo que estan haciendo, sabes negro que sos muy especial para mi , siempre te recuerdo te mando un beso y abrazo enormes, igual para vos verni......

cristian dijo...

Ya me salvaste el año, no esperaba encontrarte aqui y sin embrago nunca perdi la esperanza.Turco hermano mio, sigo en el mismo mail, por favor mandame un mensaje y decime como estas y donde. Sigo shoqueado e insisto, saber de vos YA SALVO MI AÑO!!!!!!TE QUIERO MUCHO

Laura dijo...

Pelado: Excelente, igual que la anterior, espero que no cuelgues muy rápido y sigas deleitandonos con muy buenas historias, que por ahora en la vida real escasean...

Anónimo dijo...

Pelado, me gustó, los vinos en tu MZA no lo compartimos todavía y las vueltas por palermo tampoco, todo sigue igual y yo te espero que pases por Bue, un abrazo de los grandes Armando.

cristian dijo...

Gracias lau, espero no defraudar. El lunes que viene me parece que va a ser mas controversial el tema. Si sos Armando Garcia, me muero, loco y escrbime al mail y charlamos. Besos a todos

Berni dijo...

què grande Turco...!!! pero claro que me acuerdo...
Un abrazo grande donde se que estés... Espero les guste la iniciativa... En esto soy como el ciego y el Negro es el perro acompañante... el que guia... solo pongo un poco de notas a lo que el escribe...

Abrazos

Unknown dijo...

Encantada de leer estas palabras acompañadas por esos acordes que me traen tantos recuerdos.
Verni, tocas como los dioses.
Un beso mío y del diablo que llevo al final de mi espalda ( por si Hernán no me recuerda...)

turkito dijo...

Negrito, aca te dejo mi mail: jor_gan@msn.com o turkozepp@yahoo.com (te dice algo ese zepp?). Esa Paola, es la Paola que yo pienso? Si es ella, desde aca le dejo un beso...

Unknown dijo...

Ahora estás comenzando a entender lo que significa comprometer el cuore en la tinta...
Enhorabuena por Tí, mi hermano. Un placer leerte

Angel G.