TRES COSAS TIENE LA VIDA

PALABRAS:
TRES COSAS TIENE LA VIDA - Cristian Lagiglia

MÙSICA:
Norwegian Wood (The Beatles) - Versión acústica 2009 - Hernán Pesce


TRES COSAS TIENE LA VIDA

Hay tres cosas que me interesan de una mujer antes de abordarla.
Estoy diciendo abordar y no con el ánimo de que sea la madre de mis hijos, se entiende.

Las enumeraré al azar y también las desarrollaré al azar, pero créanme, tienen un lugar específico en el podio.

Digamos que las cosas en cuestión son: los zapatos, el nombre y si le gusta Spinetta.

Concertemos y démosle la diestra, que el gusto, uso o propiedad de una de ellas, tranquilamente, anula a las otras dos.

No es cuestión de ser tan exquisito...aunque lo soy bastante.

Para abordarla o sentarme a prestarle atención, si ya está instalada en mi marco de referencia, lo primero que pasa es que le miro los zapatos y si me la presentaron antes de que yo atisbe que es lo que lleva en los pies, escucho su nombre, pero jamás lo retengo de una, así que inmediatamente vuelvo al calzado.

Me ha tocado estar en presencia de un rostro realmente bello o de unas tetas descomunales y en cuanto bajé la vista y le vi los zapatos, automáticamente se borraron de mi registro mental una fisonomía gloriosa como un arco iris o esas dos cosas que apuntaban hacia mi como diciendo servite.

Odio a las minas con zapatillas blancas tipo Nike con larguísimos cordones que les hacen triple nudo y suelas de un metro de alto, típicas de cantante de Pasión Tropical.

Me desagradan las que llevan chatitas con un moño en la parte delantera, cerca de la punta, porque me da la impresión de que, aunque la mujer calce el treinta seis, tiene un empeine largo como el de Manu Ginóbili.

Detesto las botas con taco chino porque parecen zapatos ortopédicos y estoy esperando a que la mina, cuando camine, renquee como si llevara un plumero metido en el culo y aunque esto jamás sucede, yo la veo renga.

No tengo problemas con las rengas, tengo problemas con las quieren aparentar serlo poniéndose esas botas.

Obviamente, me dan vuelta la cabeza los tacos altos y finos de las sandalias y si tienen tiritas que se atan como serpientes a lo largo de la pantorrilla, mejor.

Me matan las botas altas, también de taco fino, y si son tipo bucaneras, ni les digo, bien de turra.

Lástima que hace una bocha que no se usan, pero debo haber sido el único pelotudo que jamás se perdió un programa de Xuxa por el simple hecho de verla con esas botas.

Aprenderme el Croqui Croqui ni me interesaba.

Si tienen que usar zapatillas, ok, lo acepto, pero tienen que ser negras, tipo botitas Reebok o mejor, Converse o John Foos, bien rollingas.

Me estoy refiriendo, pura y exclusivamente, al uso diario, al de clavarse un jean y acompañarlo con uno u otro caso, nada tiene que ver cuando van al gimnasio.

¡Ahí las zapatillas no me interesan, ahí me interesan las calsas!

Pasado este suceso que hace que avance al segundo paso o descarte por completo perder medio segundo en dirigirle la palabra, llegamos al nombre.

Es fundamental esto, amigos míos, por lo menos para mí.

Si tiene unos zapatos increíbles y después de un rato de charla me dice que se llama, por ejemplo, Mirta, la adrenalina me baja a niveles negativos y saco la pata del acelerador como si adelante de mis ojos hubiera un control policial y yo fuera manejando totalmente alcoholizado, sin registro y con un cargamento de merca para comercializar.

¡No te podés llamar Mirta, Lidia, Irma, Carina, Nancy, Miriam, etc.!

Decile urgente a tus amigas que por favor te inventen un apodo o algún diminutivo gracioso, pero que no se desprenda de tu feo nombre.

Recuerdo haberme enamorado hace mil años de una chica (que cuando lea esto me va a querer matar), que se llama Esther.

Esther se llama una de mis abuelas y no había manera de que la avanzara porque en el nombre había un paredón que me lo impedía.

Conseguí vencerlo al inventarle el sobrenombre de Titi.

Al día de hoy le sigo diciendo Titi, la adoro con todo mi corazón, es como una hermana para mi y al final, se casó con otro tipo y lo bien que hizo.

Si siguiera conmigo y mis problemas psicológicos al respecto, en lo que a mi concierne, estaría casado con una representación de mi abuela.

Muerte segura.

Una de las luces al fondo del túnel es constatar que la chica que tenés arriba o abajo, según mande la ocasión, se llame, no sé, Antonella, Julieta, Zoe, Tais, Macarena, Agostina o Lisa, porque eso denota que, seguramente, es mucho más chica que vos y eso, convengamos, ya es la gloria.

¿Por qué me refiero a la edad?

Porque yo, que ya pasé largamente los treinta, vengo de la época de las Elianas, Gladys, Andreas, Verónicas, Matildes, Teresitas, Beatrices o Fabianas y todos esos nombres, que son los que me corresponderían por mi edad, me suenan a guiso recalentado de hace dos días.

In-co-mi-bles.

He ahí una respuesta a porque me costó tanto hablar con una chica cuando era un púber (y de ponerla ni hablemos).

No era porque era tímido como creí hasta estas líneas, más bien, estaba desarrollando mi excelso y refinado gusto.

Sorteados estos dos pasos, ya me pongo muy cabrón e indago sobre sus gustos musicales.

Acordemos que si juntan los otros dos atributos ya se ganaron el free pass para pasar por la puerta de mi sucuchito, pero como a uno le gusta tirar de la soga y tentar a la suerte, se pone jodido y hurga en qué carajo escucha esta bella señorita que tengo enfrente, con unas botas alucinantes y con un nombre respetable y excitante.

Me ha pasado, sobretodo en esta época, que las señoritas que tengo delante de mí no son tan melómanas como yo y eso lo acepto estoico.

Recuerden que seguimos hablando de chicas para pasar una velada agradable y no de mujeres a las que les daría la llave de mi casa.

Hoy es muy frecuente que te digan que escuchan de todo, lo cual no es malo para mí, si tenemos en cuenta que tengo casi ocho mil discos y que por esa razón mis gustos van desde Piazzolla y Miles Davis hasta Viejas Locas y Onda Vaga, por nombrar algunos.

Me he encontrado con que la mayoría están escuchando mucho regeatón, el cual me da un sincero asco o música electrónica la cual me parece lo más pecho frío que hay, pero cuando dicen, muy sueltas de cuerpo, “escucho rock nacional”, ahí ya se están acercando a mis fauces.

Una vez llevé a una chica (sin anestesia previa, para probarla, nada más) a ver un show de Spinetta y en cuanto el Flaco salió a escena quedé tan alterado por la emoción que me olvidé de ella por las dos horas y media que duró el show y cometí el error de no chequear que era lo que estaba pasando a mi lado.

Tenía unas sandalias bellísimas, un apodo que la hizo aprobar con siete (pero aprobar al fin) y estaba más buena que asado de obra en construcción, pero perdí de vista el detalle fundamental (por estar en éxtasis total cantando Ludmila), de que la chica en cuestión se había quedado dormida en el tercer tema.

Esto lo supe mucho tiempo después, cuando ella me confesó que detestaba a Spinetta, que no le entendía un carajo de lo que estaba hablando y lo que más me dolió, que le parecía el embole más grande por el cual ella había atravesado en su vida.

Si yo hubiera sabido esto, la chica no pasaba de esa noche, aunque esa noche, seguro, iba a ser tan gloriosa como lo fue, pero me hubiese ahorrado varios dolores de cabeza posteriores.

Así que ahora les pregunto, en el medio de una charla trivial y sin mucho sustento, si dentro del rock nacional que ella dice escuchar y gustar está mi amado Spinetta.

La respuesta siempre es la misma...NO.

No voy a explicar acá las razones por las cuales es fundamental para mí que una señorita, a la cual acabo de conocer, le agrade Spinetta.

Sería declarar contra mi mismo y un motivo más que valedero para que me receten la camisa de fuerza.

Del modo que lo veo yo, me quedan dos opciones: o espero en el muelle de San Blas como un pelotudo a que llegue esa mujer que se sentaría cinco horas ininterrumpidas a desglosar nota por nota a Téster de Violencia o Artaud conmigo o me conformo con unas bucaneras negras hasta el triángulo de Las Bermudas, un nombre que pueda gritar en plena enajenación sin que me den ganas de vomitar y me pongo a bailar, sin ninguna vergüenza, algún tema de Daddy Yankee o Don Omar.

En esa disyuntiva todavía estoy.


10 comentarios:

Anónimo dijo...

querido, no se si fue el objetivo de tu narracion, pero me acabo de reir muchooooooooooo, y me desperto el recuerdo de numerosos tipos de zapatos que atravezaron mi vida hasta el momento, y los nombres de peluquera y manicura que marcaron mi epoca.
besos. Laura, obviamente mientras escuchaba el tema que cantas y em acordaba de frases espineteanas como picahielo de onix, que tu chica no tenia porque entender, jajajaj

turkito dijo...

negrito mio no me extrañe que siempre estoy ,el blog lo leo todas las semanas de eso quedate tranquilo y creeme lo que pasa que ando con el animo por el piso pero siempre dandole para adelante muy ciclotimico y ansioso espero pronto poder contarte de que se trata lo voy hacer por aca para que nadie se prive de saberlo,si no entendes aguanta los trapos .....te quiero un monton saludos a hernan....ah aguante el flaco

Berni dijo...

Gracias Laura... La agudeza literaria que te ha hecho reir se la tenes que agradecer a mi coequiper, Cristian Lagiglia, que es la otra aleta de este pez, la aleta mendocina.. El es el que pone las palabras... yo solo musicalizo... quien diria... tanto tiempo de odiar a los DJ's y termino siendo DJ de un negro feo y pelado... en fin...
Larga vida a The Beatles..

Silvi dijo...

PELADO SOS UN GRANDE,me estoy matando de risa porque pensaba que yo era la unica loca que lo primero que le miro a un hombre son los zapatos,pero tiene que tener un buen aroma,lo del nombre me lo banco bien,a mi edad puede ser que el hombre en cuestion le digan CHOLO,TICO,PEPE, o lo peor POCHO.Un abrazo.EXCELENTE ESTA ENTREGA.

ELPELADO dijo...

Silvi, a tu edad es cuando más exigente te tenés que poner, ud. es una belleza y una belleza no puede andar con uno que le digan Pocho. Turquito, espero que no sea tan grave, si duele el cuore es porque late. Gordo...vos sos mi DJ DERÖ, dejate de joder, nadie canta como vos y en todo caso, yo soy un simple narrador de la música que tocás!
Lau, que bueno que lo leíste y te reíste, picahielo de onix!!!me mató, sos la única que entendería si digo...LA RISA, NENA, NO PODRÁ SURGIR...A MENOS QUE TE SUBAS AL ÁRBOL!!!! BESOS

Anónimo dijo...

pelado , no te conozco, lo conozco a hernan, pero tus escritos y la musica de Berni es la recomendacion terapeutica. Besos . Laura Schuster

pau dijo...

Simplemente... me encanto... muy bueno, me hiciste reir mucho...

ELPELADO dijo...

gracias pau, gracias laura aunque no nos conozcamos...la idea era esa...eesperen a la semana que viene!!!!Besos y gracias

Mariano dijo...

Como siempre: muy bueno, me cague de risa, pero lo de la musica va en serio viejo, no podes estar con alguien que escucha bosta, por que te termina quemando la cabeza y un dia la vas a querer matar....segui asi pela.

Anónimo dijo...

Jajajaja... Mira que estoy con el tema de las maletas para viajar para alla.. la verdad es que con lo que acabo de leer me lo estas poniendo dificil!! A ver con quecalzao me presento a conocer a mi 3Er cuñaoo jajaja
Me ha encantado!!
Cuidatee, un beso muy gordo! Ya queda pocoo!
Noe.