NADA MEMORABLE

PALABRAS:
NADA MEMORABLE - Cristian Lagiglia

MÙSICA:

ROXANNE
(The Police) - Versión acústica 2009 (Hernán Pesce)



NADA MEMORABLE

Llegué a casa destruido.

Liquidado por el trabajo, por lo largo del día y por la vida misma.

A duras penas subí la escalera que me llevaba a mi sucucho y al pasar por la puerta de mis vecinos, me encontré a Flor fumando, afuera, a la luz de las estrellas y de un foco de 60 watts.

Cuando vio mi estado calamitoso me estiró el vaso de Gancia que estaba tomando y me dijo:

FLOR: ¿Día largo, Pela?

YO: Imaginate lo largo que todavía ni termina.

FLOR: Che, la comida la tengo lista en media hora, ¿por qué no te pegás un baño, te venís y comemos los tres?

YO: Estoy tan cansado que no me da ni para bañarme...

FLOR: Dale, sucio, en media hora tengo listo el arroz con pollo que tanto te gusta.

Aprovechá que tenés bañera, llenala, tirale unas sales, te relajás y cuando querés acordar ya está la mesa servida.

YO: Bueno, dale, ¿compraste queso de rallar?

FLOR: ¡Obvio, si no me ocupo yo, con ustedes dos comeríamos solamente galletas de agua!

Ni le contesté, entré en mi casa decidido a hacerle caso y preparé la bañera y mientras se llenaba, me fui al cuarto, me saqué la ropa del laburo y prendí un cigarrillo.

El arroz con pollo ya me había dado otro ánimo, así que encendí la computadora y puse SIGUR RÓS (ideal para relajarse) y me apresté a meterme en el baño de inmersión.

No es que sea sucio, me encanta bañarme, lo que no me gusta es ir a hacerlo.

Toqué la temperatura del agua y me convencí de que no estaba tan caliente.

Me fui metiendo de a poco, como cuando ganás esos centímetros gloriosos entre los hombros que te impiden llegar, con el ticket en mano, hasta el barman.

Por más convencido que estuviera, el agua te quemaba vivo.

Cuando el cuerpo se acostumbró, me senté como pude y puteando bajito por la genial idea de relajarme y desollarme vivo, prendí otro cigarrillo.

Fue un instante de calma inusitado comparado con cómo se había desarrollado el día.

Cuando el agua y las sales hicieron su trabajo, no me quedaron ni ganas de fumar.

Yo le tengo pavor al agua, no es respeto, que es lo que dicen todos y se tiran como toninas a surcar olas.

Yo le tengo un terror inenarrable.

Nunca aprendí a nadar y tampoco voy a aprender porque para eso hay que meter la cabeza bajo el agua y ése es un error que no pienso cometer.

Parece que llegué a tal punto de relajación que creo que me desmayé o me quedé dormido.

Deben haber sido las dos cosas a la vez porque es de la única manera que se explica el hecho de que me haya resbalado y quedado totalmente sumergido bajo el agua de la bañera, como en trance, sin entender que es lo que estaba pasando y a la vez, entendiendo y teniendo conciencia de todo.

En ese trance mental y espiritual, abrí los ojos bajo el agua y ya no estaba en el fondo de mi bañera, si no, en el fondo del océano.

Y me dejé llevar.

De repente sabía nadar y me deslizaba cual bailarina rusa, moviendo las manos y las piernas, como si realmente supiera como se hacía.

Empecé a avanzar con movimientos perfectos entre un conjunto de corales y un grupo de medusas que flotaban a mi costado, como si alguien se las hubiera dejado olvidadas ahí.

Más adelante me encontré con varios peces de distintos colores y especies que al verme nadar, como un Tarzán en ácido, salieron disparados en distintas direcciones.

La belleza que hallé a mi paso era indescriptible, ni el arco iris que vi una vez en San Martín tenía lugar para albergar tantos colores como los que encontré mientras avanzaba a brazada limpia.

Yendo más profundo, me topé con el casco de un viejo galeón hundido y sin dudarlo, me mandé por lo que alguna vez había sido la proa y esquivé con soltura un viejo y marchito timón y algunos de los mástiles que alguna vez habían sostenido altas velas, directo a la cabina del Capitán.

Allí, una vez adentro, vi flotando, sin poder despedirse, varios elementos de navegación, viejos papeles que parecían ser rutas de navegación adosados a la madera del habitáculo y un monóculo que estaba agarrado entre dos antiquísimos libros, como pidiendo rescate.

Los tomé con una de mis manos y seguí nadando hacia el exterior del barco.

Subí excitado por el hallazgo de las cosas que llevaba en mi mano hasta que esa alegría se me borró de un plumazo cuando me encontré, de frente, con un tiburón blanco.

El tipo me miraba como te miran los patovicas cuando querés entrar al boliche más cheto con unas Converse azules totalmente destrozadas.

De mis manos se cayeron los libros y el monóculo, también se cayó mi mandíbula y lo único que ascendió fueron mis huevos hasta la altura de la garganta, para quedarse a vivir ahí.

Nunca había sentido tanto terror, transpiraba frío, lo cual es normal en estas circunstancias, pero abajo del agua es una boludez monumental y aunque mi mente hacía como que nadaba hacia otro sitio, mi cuerpo se quedó totalmente inmóvil esperando que el bicho que tenía enfrente abriera la boca y me degustara a sus anchas.

El Tiburoncín me miró fijo y cayó en la cuenta de que su naturaleza le mandaba masticarme y él, obediente, a lo único que le daba bola era a su naturaleza.

Abrió sus fauces y créanme, hubiera entrado parado en esa bocaza y cuando apuntó directo a mi cabeza...sentí un grito que me venía a rescatar desde el más allá.

FLOR: ¡Pela, ya está servido y se enfría. ¡Atiná de una vez, querés!

Saqué la cabeza de abajo del agua con la agilidad de quien salta a cabecear un córner en el último minuto y mi corazón parecía la sección de percusión de CHOQUE URBANO.

Afuera seguía sonando, en lánguida paz, SIGUR RÓS, el arroz con pollo y harto queso de rallar me estaban esperando y ahora le tenía que contar a Flor que me había salvado la vida y que, al fin, había aprendido a nadar.

6 comentarios:

Mariano R dijo...

Ja ja ja muy bueno vieja!!!!

Guillermo P. dijo...

Quisiera comentar algo, pero no da acá.... igual buena la historia!

Anónimo dijo...

me encantó, igual me quedé preocupada con la frase : no es que sea sucio , me encanta bañarme...........mmmmmmmmmmmmm esas aclaraciones .que se yo.
Berni, quizá me empiece a gustar The Police en serio eh!!!!!!!!!Laura.

Berni dijo...

No te pierdas una de las bandas que mejor musica hizo a lo largo de la historia...

Unknown dijo...

impresionante Bernie

Unknown dijo...

Muy bueno. Me encantó la versión y...miralo al Negro lo que también sabía hacer aparte de jugar al fútbol.