UN ANTES Y UN DESPUÉS

PALABRAS:
UN ANTES Y UN DESPUÉS - Cristian Lagiglia

MÙSICA:

WON'T BACK DOWN
(Tom Petty) - Versión acústica 2009 (Hernán Pesce)



UN ANTES Y UN DESPUÉS

Vaya si es correcta la expresión de que, algunas veces, hay cosas que marcan un “antes y un después”.

Acabo de leer algo que me dejó un nudo en las tripas y ése algo lo escribió una MINA (así, con mayúsculas y negrita) que se fue a vivir a otro país, dejando físicamente este país, pero teniendo la precaución de haberse olvidado un poco de su espíritu pululando en cada esquina de mi ciudad.

Automáticamente me acomodé en la silla del Antes, en la platea semivacía en la que nos sentamos los que nos quedamos, en la incómoda y dolorosa fotografía del que levanta la mano para despedir con la insana sensación de pensar que nos están mirando por esos pequeños agujeritos que se parecen a ventanillas.

Muchas veces, en poco tiempo, me tocó ir hasta la terminal o hasta el aeropuerto a ver como se iba mi vida en un bondi o en un avión, a vivir a otra provincia u otro país.

Digo mi vida porque a las personas que iba a despedir se estaban llevando un trozo para nada pequeño de lo que me hace latir.

Y así quedé...respirando artificialmente y boqueando como un pez al que se olvidaron fuera del agua.

Seguí viviendo, más vale (en algunas cosas siempre he sido muy testarudo), pero cada vez que levantaba la mano y me aguantaba las lágrimas sabía que me estaba muriendo de a poco.

Nunca hasta hoy, hasta que leí lo que leí, me había puesto a pensar en lo que sentía el que se estaba yendo, el que me estaba dejando.

Dicen que uno no puede sentir por otro, que puede comprender, puede ponerse en situación, puede acompañar en el sentimiento, pero ni de casualidad puede sentir lo que está padeciendo o disfrutando la otra persona.

Claro, llegué a destilar rencor porque nadie entendía mi tristeza, nadie podía sentir la soledad que me dejaron tatuada en el alma cuando me los imaginaba acodados en otros bares, caminando otras calles, disfrutando otras lunas.

Nunca pensé, hasta hoy, que las despedidas son esos dolores dulces como los llama el Indio Solari y llegué a sentir que el que se quedó empantanado en los recuerdos era solamente yo.

Fui egoísta, fui artero en los pensamientos, hice agua por los cuatro costados y no me tembló la voz para mandarlos a la mierda, en un silencio desesperado, por haberme dejado mendigándole abrazos a la nada, por haberme acercado a la orilla de la locura de hablarles cuando yo sabía perfectamente que no estaban ahí para escucharme.

Nunca me imaginé que cuando se fueron a desandar sus vidas lejos de la mía, en ningún momento se habían olvidado del mate y la charla, del dulce de leche y el asado, de la esquina de La Olga y de este paria que tanto los necesita.

Si Poli, la sangre tira, y es esa sangre la que hizo que los siga viendo en cada rincón de mi ciudad, en cada hoja que se cae en otoño como se caen los días del almanaque, en cada abrazo que se prestan dos extraños, para mi, frente a mis narices.

Se me fueron el Ale, Martu y Facu, se piraron El Negro Marcelo y La Flaca Ale, se me perdieron de vista Grillo y El Mayi, nunca más vi al Cabezón y al Turco, ya no están parados en una esquina de Dorrego ni El Pajungo ni El Sapo Martín; se me escondieron Paola, Berni y La Negra detrás de cada cara que cruzo en la peatonal.

Cada baldosa de esta puta ciudad los extraña y a su vez, cuando yo paso por ellas, algo me cuentan de ellos.

Y ahora que estoy parado en el Después y dejé que una MUJER (así, con mayúsculas y negrita) me hiciera ver el vaso medio lleno, entiendo, en tinta y sangre, que ninguno de ellos dejó el barrio...porque el barrio de ellos tiene el código postal de mi corazón.

Más les vale de que estén sonriendo. Es lo menos que me merezco.

a Poli Impellizzieri (mi triciclo y yo... te esperamos).-


3 comentarios:

Marcelo dijo...

Sonrisa, es lo mínimo que me podés sacar con esto. Estoy planificando el verano, para que una baldosa te deje de contar de nuestras vidas y poder hacerlo personalmente. Gracias y un beso

Mariano R dijo...

No me quedan calificativos para esta entega Cristian, pero me re-toca el tema y la verdad que esta expresado a la perfeccion, gracias por compartir.

SIL... dijo...

Negro querido,te confieso q estoy con una lluvia de lagrimas en mis mejillas,ver partir al hombre con el que conoci el amor fue el segundo dolor que conoci en mi vida,con el se fueron sueños,proyectos y los abrazos que solo te dan los que te aman,pero aprendi que la vida tambien regala millones de alegrias que borran todo tipo de dolor,yo me quede en mi pais,a el lo perdi,pero hoy el dolor es cosa del pasado,hoy tengo 3 amores a los que no me hubiera perdonado no verlos crecer.BESOS NEGRO.